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lunes, 15 de febrero de 2010

"La cárcel marroquí era como Abu Ghraib"

Ghalia Djimi. Víctima de Desaparición Forzosa y vicepresidenta de la ASVDH.
Ghalia Djimi (Agadir, 1961) dejó sus chanclas en la arena. Corría 1987 -hacía sólo unos días que la Policía marroquí la había secuestrado- y la joven saharaui daba por seguro que la iban a enterrar viva. Por ello, mientras caminaba hacia un centro de detención en la playa de El Aaiún, no se preocupó de recoger sus sandalias. Cuando el carcelero le instó a que lo hiciera, Ghalia le dijo que no merecía la pena calzarse para morir. Con sorna, el guardián le repuso: "No os vamos a enterrar vivos. Vuestra vida es demasiado preciosa: os vamos a dejar morir gota a gota". Ghalia, que ahora es la vicepresidenta de la Asociación Saharaui de Víctimas de Graves Violaciones de Derechos Humanos cometidas por el Estado marroquí (ASVDH) relata por teléfono desde El Aaiún que nunca ha olvidado ese día, ni los tres años y siete meses que pasó después con los ojos vendados y padeciendo atroces torturas. Su caso es uno de los recogidos en la querella por genocidio contra el pueblo saharaui que el juez Baltasar Garzón presentó en 2007 contra 13 altos cargos marroquíes.

¿Por qué la detuvieron?

En 1984, los marroquíes vinieron y se llevaron a mi abuela por haber dado cobijo a muchos saharauis que pasaban por Agadir (Marruecos), adonde habíamos emigrado. Desde entonces no la hemos vuelto a ver. Yo viví aquello con mucho dolor y, de vuelta a El Aaiún, cuando supe que una comisión de las Naciones Unidas iba a visitar la ciudad, participé en la organización de manifestaciones. Pensábamos que los marroquíes no se atreverían a detenernos, pero nos equivocamos. Arrestaron a unas 700 personas; a un centenar nos dejaron encerrados. Entre ellos a Aminatu [Haidar], a Brahim Dahan [ahora encarcelado] y a mí.

Usted compara las cárceles marroquíes con Abu Ghraib.

Sí, las palizas, las burlas, los trapos empapados con productos químicos y orines que nos metían en la boca y que me hicieron perder casi todo el pelo, y los mordiscos de los perros, de los que aún tengo cicatrices, eran como los que se reflejaban en aquellas fotos. La diferencia es que los iraquíes tenían medios para que se conociera aquello; nosotros no. Nadie hablaba entonces de lo que pasaba en el Sáhara Occidental.

Marruecos no da permiso a su asociación de víctimas.

Sí, es muy grave que se nos impida trabajar en nuestra asociación de víctimas, que son las suyas: las víctimas del Estado marroquí. La libertad de asociación es un derecho fundamental que Marruecos conculca. Si los marroquíes quieren que sus acciones armonicen con su discurso, deberían respetar nuestras libertades.

Usted no cree en la autonomía que propone Marruecos.

Yo no me creo nada de lo que dice Marruecos. ¿Cómo puedo creer en la autonomía amplia que proponen cuando al mismo tiempo se nos priva a los saharauis de derechos como la libertad de asociación? La regionalización [anunciada por el rey Mohamed VI] será lo mismo: sólo servirá a los partidos políticos marroquíes.

¿Tiene esperanzas en unas posibles negociaciones?

No. Por supuesto que animo a que se halle una solución pacífica para este conflicto, pero mientras las grandes potencias, como Francia y Estados Unidos, no presionen firmemente a Marruecos, las cosas seguirán igual. La prueba es que, después de todo lo que han dicho los marroquíes, continúan los arrestos, sigue habiendo presos políticos y los saharauis seguimos sin poder ejercer nuestras libertades.

¿Qué cambiaría si la misión de la ONU en el Sáhara velara por los derechos humanos?

Si MINURSO [la misión de Naciones Unidas] se encargará de la vigilancia de los derechos humanos, cuando se denunciara un atropello, ya no seríamos sólo las asociaciones de derechos humanos saharauis, sino también Naciones Unidas. Esto nos daría mucha credibilidad.

¿Qué esperan ustedes del Gobierno de España?

Que asuma su responsabilidad histórica.
Fuente: http://www.publico.es/internacional/294542/carcel/marroqui/abu/ghraib
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domingo, 14 de febrero de 2010

"Tortura es evolución" Mustapha El Hor, Vicecónsul de Marruecos


La Plataforma de Apoyo Político al Pueblo Saharaui acudió el día 11 de noviembre de 2009 a la Casa Árabe a la mesa redonda "Magreb, mar y fronteras", organizada con ocasión de la presentación de tres libros sobre la materia.
Cuando se le enseñaron imágenes de saharauis torturados hizo su declaración más alarmante. A la pregunta de si en Marruecos se tortura, respondió: Así se solucionan las cosas. La evolución se consigue de esta manera.

De esta intervención política lo más interesante que se extrae es la opinión de Mustapha El Hor, coordinador junto a Claude Faye, de Actas del coloquio sobre España, Marruecos y la mar, y vicecónsul de Marruecos.
La postura de este diplomático se resume en una negación de cualquier tipo de injusticia cometida sobre el pueblo saharaui. Afirma que los que desean un estado saharaui son un grupúsculo, una oligarquía; que la cárcel negra de El Aaiun no existe, que Marruecos ha hecho en el Sáhara lo que los españoles no han hecho en un siglo, etc.
Cuando se le enseñaron imágenes de saharauis torturados hizo su declaración más alarmante. A la pregunta de si en Marruecos se tortura, respondió: Así se solucionan las cosas. La evolución se consigue de esta manera.
Según la Convención de Viena de 1963 sobre Relaciones Consulares, -que entró en vigor el 19 de Marzo de 1967-, en su artículo 5, dedicado a la Funciones Consulares, el apartado a) establece que "Un vicecónsul es el encargado de proteger en el Estado receptor los intereses del Estado que envía y de sus nacionales, sean personas naturales o jurídicas, dentro de los límites permitidos por el Derecho Internacional."
Se podría entonces deducir que las declaraciones de Mustapha El Hor son declaraciones oficiales del Estado de Marruecos.
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Rabat les persigue. Los directores de 'Le Journal' se refugian en Madrid y Murcia

Han sido, probablemente, los dos periodistas francófonos más influyentes de Marruecos y aquellos que dirigieron la publicación más independiente. Su semanario, Le Journal Hebdomadaire, fue cerrado en enero por la justicia y ambos están ahora exiliados en España. Por el momento, sólo se ha salvado de la quema Fadel Iraqi, el empresario que financió la revista.

Aboubakr Jamai, fundador, director y después editorialista de Le Journal, está casado con una española. Se ha instalado legalmente con toda su familia en Murcia, la ciudad de donde ella es originaria. "No ejerceré más el periodismo en Marruecos", ha declarado. "He optado por el exilio voluntario".

Alí Amar, fundador y director durante dos años del semanario, deambuló unos días por Madrid en situación irregular hasta que el Gobierno español le concedió la semana pasada una tarjeta de residencia, por unos meses, por razones humanitarias.

Amar es además el autor de un libro (Mohamed VI, el gran malentendido), publicado en París la pasada primavera, que ha incrementado aún más la animadversión que ya le profesaban las autoridades marroquíes por su antiguo vínculo con Le Journal.

El semanario nació en noviembre de 1997, tres días después de que los socialistas marroquíes llegasen al Gobierno, por primera vez, de la mano del rey Hassan II. "Eramos los hijos de esa alternancia política y nos inspirábamos en EL PAÍS de la España de la transición", recuerda Jamai.

Le Journal fue el primero en criticar a Driss Basri, el entonces todopoderoso ministro de Interior de Hassan II; en osar entrevistar al líder del Polisario, Mohamed Abdelaziz; en investigar los negocios inmobiliarios en Washington del que fue ministro de Exteriores, Mohamed Benaissa; y en dudar incluso de la capacidad de trabajo del rey Mohamed VI.

¿Qué hace el Rey? fue uno de sus más célebres titulares de portada, ilustrado con la fotografía de un trono vacío. Aquel atrevimiento -algunos lo tachaban de insolencia- disparó las ventas hasta 25.000 ejemplares en un país en el que la mitad de la población es analfabeta.

En la redacción de Le Journal trabajaron algunos de los pesos pesados del periodismo marroquí como Alí Lmrabet, que pasó ocho meses en la cárcel y vive ahora en Barcelona, o Hassan Aourid, al que el rey convirtió después en portavoz de palacio.

Boicoteado ya por los anunciantes, a Le Journal le llovieron además los juicios. Desde Benaissa hasta un think tank bruselense que vincula al Polisario con el terrorismo lograron que le impusieran cuantiosas multas. Pero la puntilla se la dio la Seguridad Social marroquí, que reclamó judicialmente una deuda de 450.000 euros a Media Trust, la sociedad a la que perteneció Le Journal hasta 2003.

Ante la imposibilidad de cobrarla persiguió a Trimédia, la actual propietaria, y además de sus bienes han sido incautadas las cuentas y propiedades de Jamai y Amar. Como su monto no cubre aún la deuda, ambos periodistas podrían ir a la cárcel.

"Es verdad que la deuda era enorme -como la de muchos otros medios marroquíes-, pero no por culpa de una mala gestión, sino a causa del acoso judicial", sostiene Amar. "Ha sido una muerte programada", insiste.

IGNACIO CEMBRERO - Madrid - 14/02/2010

Fuente: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Rabat/les/persigue/elpepusoc/20100214elpepisoc_6/Tes

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viernes, 5 de febrero de 2010

El triste final de una revista valiente

La diferencia radica entre escribir la “r” de Rey en mayúscula o en minúscula. El diario Le Journal la escribió siempre en minúscula. Su fundador, Boubkar Jamai, ofreció este miércoles una rueda de prensa a la que acudió unas 200 personas. Algo sin precedentes. Militantes de la derecha, de la izquierda, grupos de islamistas, el colectivo de saharauis independentistas, onegés…

Una representación de toda la sociedad civil marroquí estaba en esta rueda de prensa que decía adiós a un semanario valiente, que, a pesar de las presiones, amenazas y constante boicot publicitario, continuó con su línea crítica contra el poder y la hegemonía de Palacio. Neutral, que nunca casaba con nadie y con nadie. Siempre fiel a sus ideas de absoluta independencia. Este ha sido Le Journal en los más de diez últimos años. El miércoles, tras el histórico encuentro, “terminaba un proyecto que comenzó en mitad de un ambiente lleno de esperanzas en el cambio y en pasar de una página negra a una página limpia o al menos no dominada por los daños del pasado, de los años de plomo”, señala Embarek Lmrabet en su artículo “Le Journal, el final triste de una revista valiente” publicado en Ajbar Al Yaum.

Boubkar Jamai acaparó la atención del público durante más de dos horas en las que hubo manifestaciones espontáneas a favor de la libertad de expresión, en las que los protagonistas habituales de este diario agradecían a viva voz el esfuerzo del semanario en haber contado los hechos con objetividad. “Nos han cerrado por liquidación judicial, según el argumento oficial, pero yo quiero decir aquí que las deudas se deben a la falta de ingresos en este diario que desde el segundo número ha sufrido el boicot publicitario a causa de nuestra línea crítica con el poder y con el monarca, y lo que hemos ganado era para pagar a los trabajadores y las imprentas. La presión sobre los anunciantes y las imprentas provocaron que perdiéramos más del 80% de la publicidad. Es por esto la precariedad de este periódico, pero yo no voy a abandonar mis ideas, ni voy a dejar de expresarlas”, manifestó Jamai mientras explicaba con todo tipo de detallas los comienzos de Le Journal y su desarrollo hasta su muerte. “Así cae el telón de forma triste y bochornosa sobre la historia de una tribuna libre que durante años ha dado aliento al campo periodístico marroquí. No hay duda de que el motivo oculto del final de este diario es político que pretende acallar la voz que grita aquello que muchos no quieren oír y corta el dedo que señala valiente muchas pústulas que la autoridad pretende ocultar”, continúa Embarek.

Le Journal nació en 1997 para acompañar el cambio, después de que las elecciones dieran la victoria a la Unión Socialista de Fuerzas Populares. El semanario quiso acompañar el gobierno de alternancia que formó Abderahmán Yusfi, pero cuando comenzó a desvelar los agujeros negros de la clase política, a romper tabúes, a denunciar la hegemonía política en manos del Rey, de su mejor amigo, Alí Himma, ya no despertaba ninguna simpatía en Palacio. “La policía judicial llegó a la redacción, obligó a todos los periodistas abandonar la sala, cambiaron la cerradura de la puerta, y pidió al guardián del edificio que no dejara entrar a ningún periodista”, relata el momento del cierre hace una semana. “Hemos pagado un precio por los reportajes realizados sobre el Sahara que hemos tratado con neutralidad, sin tomar posición en el conflicto aunque seamos unionistas no separatitas. En nuestra materia debemos dejar de un lado qué pensamos y dar la palabra a los otros”, comenta Hicham Hudeifa, periodista de Le Journal, ahora en paro. Le inunda la frustración porque asegura que no podrá trabajar en otro periódico sin estos “principios básicos de independencia y neutralidad”.

“El poder no quiere que mostremos los defectos del país. Ya no podemos hablar de la nueva era después de estos últimos años de reinado de Mohamed VI. Hay una estrategia del estado de encerrarse y una voluntad de proteger una hegemonía política controlada por el mejor amigo del Rey, Alí Himma, quien ha creado un partido llamado el PAM. Estas personas ya no quieren esta prensa libre que desvela las hegemonías tiránicas”, añade Hudeifa. “Han cerrado un diario, pero no han matado a los periodistas, aunque será muy difícil que otro periódico nazca con el mismo espíritu de independencia… Estamos en una guerra por la democratización de nuestro país. Mientras estemos ahí la guerra continuará”, asegura Aziz Yacoubi, otro joven redactor que se encuentra en la calle. “El régimen es tan arcaico, de media edad. Por eso yo creo que otro medio como el nuestro, que no se casa con nadie acabará siendo cerrado”, sentencia Yacoubi. Una canción improvisada por la libertad de expresión inundó la sala de una rueda de prensa que pasará a la historia junto con Le Journal: el final triste de una revista valiente.

Fuente: Beatriz Mesa
http://www.cope.es/mundo/05-02-10--triste-final-una-revista-valiente-134161-1

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miércoles, 3 de febrero de 2010

AI pide la liberación del oficial militar retirado de 72 años detenido en Marruecos

La organización Amnistía Internacional ha lamentado que el oficial militar retirado, Kaddour Terhzaz, esté detenido de forma arbitraria desde noviembre de 2008 por el mero hecho de hacer uso legítimo de su derecho a la libertad de expresión. Fue declarado culpable en un proceso judicial injusto en relación con una carta que escribió al rey Mohamed VI. Amnistía Internacional pide su libertad inmediata e incondicional.

Kaddour Terhzaz, que fue detenido en su casa de Rabat el 9 de noviembre de 2008 por miembros de la Gendarmería Real, se encuentra en la actualidad en la prisión de Salé, en las cercanías de Rabat, donde cumple una condena de 12 años de prisión por amenazar la “seguridad externa” de Marruecos al divulgar un secreto de “defensa nacional”.

El encausamiento y la condena de Kaddour Terhzaz tienen su fundamento en una carta sin fechar que éste escribió al rey Mohamed VI y que contenía, según los informes, información militar confidencial. Kaddour Terhzaz ha declarado que dio la carta a Ali Najab, quien fue piloto y prisionero de guerra del Frente Polisario.

Kaddour Terhzaz indica que en la carta instó al rey, como jefe de las fuerzas armadas, a que mejorara la situación de los ex pilotos que quedaron en libertad tras haber permanecido cautivos por el Frente Polisario. En la carta narraba cómo, en su época de comandante en jefe adjunto de la Fuerza Aérea de Marruecos (Forces Royales Air, FRA), fue testigo del valor que estas personas demostraron en el servicio a Marruecos al participar en misiones complicadas y arriesgadas en aviones que no disponían de sistema antimisiles, y se lamentaba de que no hubieran recibido el trato y el reconocimiento que se merecían desde su puesta en libertad. Culpaba de esto a los altos mandos de las Fuerzas Armadas de Marruecos (Forces Armées Royales, FAR). Kaddour Terhzaz sostiene que entregó una copia de la carta a Ali Najab para mostrarle su apoyo en su intento de crear una asociación de ex prisioneros de guerra del Frente Polisario.

Fue declarado culpable, en base a su carta, el 28 de noviembre de 2008 por el Tribunal Militar Permanente de las Fuerzas Armadas en Rabat en virtud de los artículos 187 y 192 del Código Penal, por amenazar la “seguridad externa” de Marruecos al divulgar un secreto de “defensa nacional”. El Tribunal Supremo confirmó la decisión del Tribunal Militar el 13 de mayo de 2009.

Amnistía Internacional subraya que el hecho de expresar su punto de vista en una carta dirigida al rey y de entregársela a un ex piloto no debe constituir una base para un proceso penal, y que la declaración de culpabilidad supone una restricción injustificada de la libertad de expresión tal y como establece el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en el que Marruecos es Estado Parte. Amnistía Internacional considera que desvelar la información relativa a la ausencia de sistema antimisiles en los aviones marroquíes en las fechas en las tuvo lugar el conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario no representa una verdadera amenaza para la seguridad nacional, en especial porque desde 1991 está en vigor un alto el fuego. La sentencia del Tribunal Militar tenía como base la consideración de la información como secreto de “defensa nacional” y que Ali Najab, aunque en su día fuera piloto, no tenía derecho a conocer este “secreto”. Este razonamiento no tiene en cuenta que Ali Najab en persona pilotó los aviones de la FRA antes de ser capturado por el Frente Polisario en 1978. Además, Ali Najab aparecía citado en 2006 en un artículo del Maroc Hebdo International en el que se indicaba que en el momento en el que se produjo el conflicto, los pilotos sabían que los aviones no estaban equipados con antimisiles y que a pesar de eso decidieron volar. Kaddour Terhzaz teme estar en el punto de mira por las críticas a las acciones de los altos mandos militares y al trato que reciben las personas que en su día fueron prisioneros de guerra del Frente Polisario.

Amnistía Internacional también considera motivo de preocupación el hecho de que Kaddour Terhzaz fuera declarado culpable en un proceso judicial en el que no se observaron completamente las normas internacionales para juicios justos. En concreto, el derecho a la defensa no se respetó plenamente tal y como establece el artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que garantiza que toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley.

Kaddour Terhzaz ha declarado que Ali Najab, el principal testigo de este caso, no fue llamado a testificar a pesar de que la defensa lo había solicitado. Además, a Amnistía Internacional le preocupa que la vista del 28 de noviembre de 2008 sólo durase una hora, según la información facilitada por Kaddour Terhzaz, y que tuviese lugar unas dos semanas y media después de su detención el 9 de noviembre de 2008, lo que le dejó poco tiempo para preparar una defensa adecuada. Kaddour Terhzaz indica asimismo que el Tribunal no accedió a la solicitud de la defensa de retrasar la vista para que les diese tiempo a prepararse, violando así el derecho a disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa, tal y como se indica en el artículo 14.3.b.

También es motivo de preocupación para Amnistía Internacional el hecho de que Kaddour Terhaz fuese juzgado por un Tribunal Militar, pese a que, como oficial militar retirado, el poder judicial marroquí lo había considerado como persona civil. La organización de derechos humanos se opone a que personas civiles sean juzgadas por tribunales militares, en concreto porque, en la mayoría de los casos, ofrecen menos salvaguardias del derecho a un juicio justo y plantean dudas con respecto a la independencia e imparcialidad del tribunal.

El Tribunal Militar y la Corte Suprema, en las decisiones que adoptaron en relación con el caso de Kadour Terhzaz, consideraron que Marruecos estaba en estado de guerra. Kaddour Terhzaz fue condenado a 12 años de prisión dado que el Tribunal Militar se sirvió de una pena que se aplica en tiempos de guerra. En tiempos de paz, los delitos que contempla el artículo 192 pueden ser penados con un máximo de cinco años de prisión y una multa. Sin embargo, en tiempos de guerra, la pena oscila entre los cinco y los 30 años de cárcel. Dicha argumentación es difícil de mantener, pues el alto el fuego entre el Frente Polisario y Marruecos está en vigor desde 1991.

La familia de Kaddour Terhzaz está muy preocupada por su salud y su bienestar en prisión, dado que el militar retirado tiene 72 años. Según lo indicado por su hijo, Kaddour Terhzaz está sometido a régimen de aislamiento desde principios de diciembre de 2009. Desde ese momento, en al menos dos ocasiones no se le han permitido las visitas familiares.

Amnistía Internacional reitera su petición a las autoridades de Marruecos de que actúen de acuerdo con el artículo 9 de la Constitución marroquí, que cumplan las obligaciones contraídas en virtud del artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos relativas al respeto de la libertad de expresión y pongan inmediata e incondicionalmente en libertad a Kaddour Terhzaz. La organización ha escrito con anterioridad, en diciembre de 2009, al primer ministro marroquí, Abbas Al Fassi, en relación con la situación de Kaddour Terhzaz, pero no ha recibido respuesta alguna.

Fuente: http://elmercuriodigital.es/content/view/24998/53/
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martes, 2 de febrero de 2010

"Los marroquíes que no somos musulmanes tenemos derecho a existir"

Ser mujer, atea y periodista en Marruecos implica alto riesgo. Si además se lucha contra la imposición del islamismo, la persecución es rutinaria. Es el caso de Zineb El Rhazoui, periodista marroquí detenida por comer un bocadillo durante el Ramadán; que ha sido entrevistada por Libertad Digital.

Aunque su nombre resulte desconocido, hace escasos meses su detención se convirtió en noticia, y no solo en la prensa marroquí. En septiembre, la periodista Zineb El Razoui, junto a otra compañera convocaron a través de Facebook una concentración en un bosque de Mohamendia para romper conjuntamente el Ramadán, comiendo un bocadillo.

El evento pretendía ser un acto de rebeldía contra el artículo 222 del Código Penal marroquí que castiga con cárcel de uno a seis meses y multas de hasta 120 euros al que incumpla los preceptos del mes sagrado. "Es una legislación abiertamiente liberticida y viola una larga lista de convenios internacionales firmados por Marruecos" cuenta Zineb El Rhazoui a Libertad Digital: "Cada año, decenas de personas son encarceladas por estas disposiciones. Solo los enfermos, las mujeres embarazadas o con la menstruación tienen derecho a romper el ayuno. Si tienes diabetes debes mostrar continuamente el certificado médico, y una mujer que está menstruando se lo debe 'demostrar' a la policía" añade.

Cuando llegaron a la estación de tren de la localidad "un contingente impresionante de la policía nos detuvo, nos registró y agredió a algunos de nuestros miembros". Al día siguiente ya eran enemigos públicos de Marruecos, y junto a su fotografía en los diarios se pedía "una sentencia ejemplar contra este acto atroz que había desafiado las enseñanzas de Dios y el profeta" cuenta Zineb. "Al día siguiente comenzaron las detenciones arbitrarias y los abusos" a todos los miembros de MALI (Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales) asociación fundada por la periodista. Esposados sin orden judicial, de rodillas, e interrogados durante horas sobre sus creencias y tendencias políticias.

El bocadillo contra el Ramadán, un complot español

El dictamen de las autoridades marroquíes fue descabellado: "Había sido un complot organizado por España" relata Zineb, ya que en el lugar se encontraban varios periodistas españoles que acudieron atraídos por la valentía de la protesta. La desmesurada reacción que desde el poder se otorgó a ese bocadillo, evidenció la falta total de libertades del país que pretende alzarse como baluarte del islam moderado.
"Nos acusaron de recibir fondos extranjeros, y se negaron a creer que no necesitamos ninguna financiación para comprar unos bocadillos y un billete de tren que cuesta menos de 3 euros" desvela Zineb.

"Sectores de izquierda y derecha emitieron comunicados de prensa condenando a nuestra acción. El diario Al Alam, el órgano árabe del partido Istiqlal (partido del Primer Ministro Abbas El Fassi), publicó un editorial titulado Ellos no nos pertenecen lanzando un anatema contra nuestros miembros y excluyéndonos de la comunidad de creyentes y la nación marroquí. Nuestras cuentas de correo electrónico fueron saboteadas y nuestras conversaciones privadas se difundieron en un diario de un populista. Hemos recibido cientos de amenazas de muerte e insultos a nuestros correos electrónicos".

Las ténicas mafiosas de las brigadas marroquíes no pillan de improviso a la periodista. Conocida por sus incendiarios artículos contra la educación en el Islam – Alá en la pizarra, en Revista Mediterráneo Sur- Zineb El Razhoi es una vieja conocida de las "listas negras" del monarca, a quien dedica gruesas palabras: "Mohammed VI empezó su reinado con un capital de simpatía, e incluso emitió algunas señales en favor de la apertura y la democratización. Lamentablemente, los hechos están ahí: Estamos experimentando una enorme retroceso de los derechos humanos y la libertad de expresión en los últimos años", asegura.

Recuerda que el 2009 ha sido "el año de la carnicería para la libertad de expresión": persecución de bloggers, abuso de saharauis, cierres ilegales de periódicos, encarcelamiento de periodistas por publicar encuestas sobre el rey, censura de la prensa extranjera...

El cultivo del odio en las pizarras

Zineb lucha activamente contra el germen de la intolerancia que se inculca en las madrazas islámicas: "Desde la primaria a los alumnos de secundaria estudian el Islam ortodoxo marroquí como la verdad última. Aprenden que judíos y cristianos están en el camino equivocado, son ladrones y arderán en las llamas del infierno. Los programas escolares cultivan el odio hacia los otros, y reflejan una visión maniquea de la religión, que ni yo ni miles de padres marroquíes quieren enseñar a sus hijos".
Por ello, desde su asociación MALI lucha por la libertad de religión y de conciencia "en un país donde el Islam es la religión del Estado. En Marruecos no hay ninguna existencia legal para los ciudadanos ateos, agnósticos, o que se convierten a una religión distinta del Islam. La imagen de tolerancia que el gobierno intenta transmitir internacionalmente no es tal", afirma.

Aunque el castigo de la apostasía no está contemplado abiertamente en la legislación, Mohamed VI desposee de "existencia jurídica" aquellos que abandonan el Islam, imposibilitándoles casi la existencia.

"Tomemos por ejemplo a los miles de marroquíes convertidos al cristianismo", nos explica Zineb. "Aunque hay iglesias oficiales en varias ciudades del reino, un pacto no escrito con las autoridades las obliga a negar el bautismo a los conversos marroquíes, que se ven condenados a la clandestinidad". Además, con unas leyes relativas al estatuto personal regidas por la Sharia, "los marroquíes están considerados como musulmanes por defecto".

La Zineb soñadora es contundente. Si estuviera en sus manos cambiar una sola cosa de su país, no duda: "Convertiría a Marruecos en un Estado laico". Pero la realidad no permite muchos optimismos, aunque se respire un "anhelo de libertad" entre la juventud: "Recuerdo que vivo en un país donde todavía no ha levantado sus reservas sobre la CEDAW (Convención para la eliminación de todo tipo de discriminación contra la mujer). Un país donde las mujeres son acosadas sexualmente con impunidad, en el que pagan los mismos impuestos que los hombres pero heredan sólo la mitad. Un país que viola los derechos humanos y que se presenta como baluarte del islam moderado".
Fuente: http://www.libertaddigital.com/mundo/los-marroquies-que-no-somos-musulmanes-tenemos-derecho-a-existir-1276383345/
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